Repaso el reflejo de la habitación en la ventana,
y sólo veo tus cosas colgadas
en el techo,
tal como dijiste
que volarían nuestras vértebras
algún día.
Y aquí sigo esperando
que llueva sobre
lo mojada que me dejaste,
como un animal muerto
que desprende olor a alma,
y muerde la mano de la noche que no conoce.
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