Quiero dormir sin horas´
las benditas agujas de tus piernas,
marquen cada minuto
exactas,
apretadas a mi espalda de cifras numeradas.
Ritual nocturno,
de latidos y decisiones táctiles
que te reducen siempre a mi.

Dudo del aire ,
retrocedo,
y tus brazos me siguen como dos centinelas
de mirada ausente,
de piel injertada lejos de sí misma.
La luna se vuelve
sirena ciega
que repta y llora
su canción antigua
y así
voy dragando mi vida cada hora ,
como se remata el pálpito de libertad
de una res malherida.